POR QUÉ TRABAJAMOS
- Neurociencia Cognitiva Aplicada
- 4 jun 2021
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 29 jun 2021

El desarrollo de habilidades superiores como la comprensión lectora, la creatividad, la resolución de problemas o el pensamiento crítico dependen principalmente de la adquisición de conocimientos. En concreto, de un conocimiento profundo sobre algún aspecto de la realidad. Para obtenerlo es necesario garantizar una adecuada eficiencia lectora e instrucción a través de un especialista: el profesor, que debe guiar al aprendiz para obtener conocimiento relevante y reducir la dificultad durante su proceso de aprendizaje. Para ello, entre otras cosas, deberá controlar la carga cognitiva y las dificultades a las que se expone al aprendiz.
¿Es necesario adquirir conocimiento aun teniéndolo a nuestra disposición en internet?
Rotundamente sí. Es necesario ser capaz de controlar la atención, el comportamiento, los pensamientos y las emociones. De ese modo seremos capaces de concentrarnos, prestar atención a lo que nos beneficia a medio y largo plazo, saber cuándo pensar antes de actuar o confiar en el instinto, resistir tentaciones o reacciones impulsivas, razonar, resolver problemas, etc. Todo ello se desarrolla sobre la base del aprendizaje profundo de una materia.
Para obtener este aprendizaje debemos garantizar un adecuado desarrollo del lenguaje en los primeros años de vida. Sobre la base del lenguaje se desarrollan las funciones ejecutivas (atención sostenida, memoria de trabajo, control inhibitorio, flexibilidad cognitiva), procesos mentales clave que nos permitirán desarrollarnos como personas puesto que son los cimientos para una adecuada comprensión verbal, para el desarrollo de la lectura y nuestra futura capacidad de comprensión lectora.
En nuestro laboratorio profundizamos en el conocimiento sobre fenómenos y procesos mentales relacionados con el proceso de enseñanza-aprendizaje desde la perspectiva de la neurociencia cognitiva.
Mediante técnicas como el EEG, estudiamos el cerebro y la mente teniendo en cuenta que el objetivo de la escuela es educar a la persona y no al cerebro. Al cerebro hay que estudiarlo y conocerlo para garantizar la obtención del conocimiento profundo de los aprendices.
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